martes, 23 de diciembre de 2008

LOS CASI-VERSOS PSEUDO-ROMÁNTICOS DE LA PRE-ADOLESCENCIA

Los siguientes versos intentaban ser románticos (supongo yo), hablan de las cursilerías que florecen en la adolescencia (en mi caso podría decir en la pre-adolescencia) y de la primera concepción –errónea, por cierto– de lo que es el amor (bueno, tal vez lo era a esa edad en la que uno tiende a idealizarlo todo, aunque analizándolo bien sigo en la misma situación). Lo curioso es que estos versos que a continuación transcribo son los que menos me gustan de todo cuanto he escrito en primer lugar por la poca calidad de su forma y estructura (viéndolo bien la mayoría son simples ejercicios en los que se buscaba era la rima), así como su poca profundidad y ligereza de contenido. Esto puedo explicarlo completamente y sobre todo por si alguna vez alguien que me conozca llegue a leerlos, he de decir que a los once años y rehusándome fervientemente a abandonar mi niñez, este tipo de temas llegaban a mi mente y a mi pluma por imitación, no por hechos que se hayan desarrollado en mi vida durante esa época (o durante ninguna otra). La verdad es que mientras otras niñas tenían novios o soñaban con tenerlos, yo dedicaba estos versos a seres totalmente imaginarios (como sigo haciéndolo ahora, ni más ni menos). Para algunas personas puede ser difícil de entender y al leerlos podrían dar por hecho que un algún ser real podría habérmelos inspirado, pero quiero aclarar que no fue así. Que aunque muchos duden de que se pueda escribir poemas de amor sin estar enamorado, aseguro por experiencia propia que es más fácil escribir poemas de amor sin estar enamorado que estar enamorado sin escribir poemas de amor. Eso es algo que jamás podría poner a discusión. El hecho de que los siguientes versos sean entonces de una estructura poética tan básica y carezcan de un destinatario a quien se le pudiera poner un rostro o un nombre, podría restarles algo de valor. Pero no puedo y no quiero dejar de recordar que fueron de los primeros que escribí y que nunca he sido niña genio, de modo que a los 11 años y sin ningún tipo de apoyo técnico, lo admito, esto era lo mejor que tenía.


XXIII.
Quisiera ser la paloma
a la que tu admiras tanto,
y no ser esa persona
por la que derramas llanto.


XXIV.
Quisiera ser golondrina,
volar bajo el cielo azul…
y después de muchos vuelos,
llegar a donde estás tú.

Recorrer los siete mares,
polo norte, polo sur…
Olvidarme de pesares,
tan sólo saber cantares
en una noche de luz.

XXV.
El amor es un sentimiento
que nace del corazón.
La amistad cuando es sincera,
una muy linda ilusión.


XXVI.
Ya no llores, no te acuerdes
de aquél amor que perdiste…
que aquél amor no se acuerda
ni de ti, ni de quién fuiste.



XXVII.
Fue la estrella de Belén
un lucero de ilusión,
y tus ojos son también
la guía de mi corazón.


XXVIII.
Ángeles hay en el cielo,
humanos hay en la tierra,
y en mi rojo corazón
amor hasta que me muera.


XXIX.
Solamente una nube ha quedado
en el grande cielo azul,
solamente un recuerdo he guardado
de un amor que fuiste tú.


XXX.
Eres luz de mi camino,
eres sol de mi existir,
eres el sueño dorado
que un día se pudo cumplir.


XXXI.
Gaviota, vuela muy alto,
vuela muy lejos también,
pues yo ya no puedo hacerlo,
porque él ya no está a mi lado,
porque se ha marchado él.

Y me sentaré a esperarlo,
y mucho voy a sufrir,
y si él ya no vuelve nunca;
juro que voy a morir.

Quisiera tener tus alas,
y tener tu libertad,
quisiera volar muy lejos,
quisiera poder amar.


XXXII.
Dices que me quieres mucho,
que nunca me harás sufrir,
aún no entiendo, amigo mío,
¡qué manera de mentir…!


XXXIII.
¡Oh! ¡Cuánto fue mi infortunio…
y cuánto fue mi dolor…
…aquélla noche de junio
que te entregué el corazón!


XXXIV.
En una noche preciosa,
con una luna de queso,
él me regaló una rosa;
y me quiso dar un beso.


XXXV.
Te entrego mis sentimientos,
te entrego mi corazón,
y te entrego toda el alma
en ésta bella canción.
XXXVI.
Nunca te vayas de mí,
te lo pido por favor,
nunca tu me hagas sufrir,
ni te olvides de mi amor.


XXXVII.
Acuérdate de mí,
cuando los pájaros canten
y si me amas como yo a ti,
no te olvides de llamarme.


XXXVIII.
Si para llegar al cielo
hace falta una ilusión,
dime, vida, ¿cómo llego
dentro de tu corazón?


XXXIX.
Si quieres que yo te quiera,
sólo tienes que quererme,
y decirme que me quieres
para que pueda quererte.


XL.
Cuando el amor es sincero,
no hacen falta las palabras;
el cariño verdadero
se expresa con la mirada.


XLI.
Te amo, te quiero y te adoro
como no tienes idea…
tal vez por eso a mi amor
se lo lleva la marea.


XLII.
A veces quisiera odiarte,
quisiera darte la muerte,
pero sólo puedo amarte,
nunca dejar de quererte.

XLIII.
Tengo una duda clavada,
clavada en el corazón,
¿me quieres o no me quieres?
dime SI o dime NO.


XLIV.
Quisiera saber canciones,
tan sólo para cantarte,
y tener mil ilusiones
en mi mente para amarte.


XLV.
Palomita, si eres buena,
dile que no vuelva aquí,
porque su amor me condena;
y también me hace sufrir.

Yo no quiero tener penas,
tampoco quiero llorar,
yo quisiera, palomita,
tan sólo felicidad.


XLVI.
No me interesa el amor,
no me importa en absoluto,
yo ya nunca podré amar
porque mi alma está de luto.

XLVII.
Bien dicen que en esta vida
no todo es amor y suerte,
pero la mía si es divina
mientras yo logre tenerte.


XLVIII.
Te pregunto si me quieres…
no me das contestación.
Sólo oyes atentamente
lo que dice tu interior.

Y aunque quieres decir SÍ,
tu boca dice que NO.
Eso lo dicen tus labios,
pero no tu corazón.


XLIX.
Si te vas ya no me mires,
no me mates de tristeza,
si quieres que yo te olvide,
si quieres que no me muera.


L.
Cuando una flor se marchita,
su vida ya ha terminado.
Cuando el corazón palpita,
es porque está enamorado.

LI.
Un brillo miré en el cielo
de luz, amor y cariño,
yo pensé que eran tus ojos;
y era una estrella que me hacía un guiño.


LII.
¡Qué bondad hay en tus ojos!
¡Qué amor en tu corazón…!
En tu corazón tan rojo,
motivo de mi ilusión.


LIII.
Hay un secreto en mi mente
que no me deja vivir,
es el amor simplemente
que hacia ti debo sentir.


LIV.
No tengo porqué mentirte,
no tengo porqué engañarte,
pero no vuelvas a herirme,
ni vuelvas a enamorarme.


LV.
Tienes un mirar divino,
que a cualquiera desbarate,
pero a mí, aunque beba vino,
ni me asusta, ni me mata.


LVI.
Hay cosas que no se explican,
y que no tienen razón,
como el amor que yo siento
muy dentro del corazón.


LVII.
Por favor ya no me mires,
tampoco vuelvas a hablarme,
puede ser que yo te odie;
o que vuelva a enamorarme.


LVIII.
Aún no comprendo del todo
ese juego sin razón,
esa tontería tan grande;
eso que llaman AMOR.


LIX.
A veces quisiera darte
el amor que guardo dentro,
pero sólo me conformo
con darte mi pensamiento.


LX.
Quiero darte dos estrellas,
y darte todo mi amor;
quiero decirte que te amo
y entregarte el corazón.


LXI.
No quiero la luz del sol,
tampoco la de la luna,
tan sólo tu corazón,
y tendré dicha y fortuna.


LXII.
Nunca sabrás de mi amor…
siempre lo tendré en silencio,
tan sólo lo sabrá el sol
cuando se lo lleve el viento.


LXIII.
Siempre que mires el cielo
deja ver tu pensamiento,
y no te olvides cariño
del amor que yo te tengo.


LXIV.
Si ves un niño llorando
dale amor y comprensión,
como lo harías si estuviera
sufriendo mi corazón.


LXV.
Yo no sé cómo decirte
que no te puedo olvidar.
Yo, que antes pensé que nunca
te podría llegar a amar.


LXVI.
Vida mía, lejanos amores…
¡Cuántas noches en vela he pasado…!
Esperando el cariño perdido…
¡el amor que yo nunca he olvidado!


LXVII.
La felicidad es mía,
pues yo nunca la he robado;
y tu amor es también mío,
pues yo siempre te he adorado.


LXVIII.
Luz plateada de la luna,
la luz dorada del sol,
me recuerdan claramente
algo que se llama amor.


LXIX.
Tú sabes cuánto te quiero,
Tú sabes cuánto te adoro,
Pero no sabes, mi vida,
¡cuánto por tu amor yo lloro!


LXX.
El sol es de oro,
la luna es de plata,
y tus ojos vida mía;
tienen un mirar que mata.


LXXI.
Rodeando mi castillo
hay una enorme muralla,
que he colocado en silencio,
para que nunca te vayas.


LXXII.
Te quiero decir (muy quedo,
para no comprometerte)
que el amor que por ti siento,
no lo borra ni la muerte.


LXXIII.
Hoy te pido que me entiendas,
te lo pido nuevamente,
y que nunca tú me apartes
de tu alma ni de tu mente.


LXXIV.
Te quiero con toda el alma,
te amo con el corazón,
te adoro con mis sentidos,
y te canto con mi voz.


LXXV.
Hoy yo canto estas canciones
que dedico para ti.
te pido que no me olvides,
y siempre pienses en mí.


LXXVI.
Hoy te llamo con el alma,
y con todo el corazón…
esperando que comprendas
lo dulce de mi canción.


LXXVII.
Si tu vivieras sólo para mis ojos,
si tú quisieras darme felicidad,
si tu pudieras vivir para mis ojos,
mis ojos vivirían para ti nada más.


LXXVIII.
Un rayo de luz
entró por mi ventana,
y apareciste tú
como el sol a la mañana.


LXXIX.
Con toda el alma quisiera
quisiera mi amor cantarte;
y que ese canto pudiera
hasta el corazón llegarte.


LXXX.
Mariposas voladoras,
llévenle a mi bien amado
mis versos y mis poesías,
y mi amor desesperado…

Díganle que lo amo tanto,
y que lo extraño de veras,
mariposas soñadoras
que adornan la primavera.


LXXXI.
Tú sabes bien que en mi vida
lo que sobra es el amor,
que brilla como en la tierra
siempre ha de brillar el sol.

Pero tú sabes también
que mi tristeza es profunda,
que ese amor no me hace bien,
que mi alegría no es fecunda…
Que me hace falta un amor
como siempre lo he pensado:
romántico y soñador,
¡un eterno enamorado…!

No hay comentarios: